Introducción al tema

Nuestra motivación para la elección del tema: “El uso de la hoja de coca en el Perú” se dio en base a ciertos videos: I Foro Internacional de la Hoja de Coca, Nuestra visión de la hoja de coca canal 7, ¿La hoja de coca es sagrada?, 9 de cada 10; en los cuales observamos los usos de la hoja de coca desde la época incaica hasta la actualidad. Notamos que en cada tiempo de la historia del Perú se le dio un uso diferente. En la época incaica, el uso de la hoja de coca fue importante porque fue vista como una planta de divina, ya que su ofrecimiento al dios Sol podía traer buenas cosechas, visiones y sabios consejos para el futuro. En la época colonial, los españoles la utilizaron como instrumento de explotación a los antiguos peruanos en las minas y en el campo. Un claro ejemplo de esta situación se vio en los españoles que mantenían a los incas trabajando a base de hoja de coca, ya que esta ayudaba a evitar el cansancio y reducir el sueño. En la actualidad su uso es ilícito porque el mayor uso es destinado al narcotráfico provocando terror y violencia entre los campesinos, terrorismo y daños perjudiciales a la salud de la humanidad que la usa para fines ilícitos.

Es por este motivo que nos vimos intrigados sobre el uso que se le da en la actualidad y el concepto erróneo que se ha ido generando en base a ésta. Por ello, en este blog buscamos darle una nueva valoración a la hoja de coca como fines medicinales y alimenticios. Asimismo, buscamos difundir un nuevo concepto para evitar su erradicación y su mal uso. Consideramos que se debe defender y darle el trato adecuado a la hoja de coca, no buscando su erradicación como la forma más fácil de eliminar el narcotráfico sino darle el respeto que se merece como patrimonio cultural de todos los peruanos.

Hitos:

1. La hoja de coca en el Imperio Inca:

En la época preincaica, la hoja de coca era consumida por todos los habitantes en general. Sin embargo, al iniciarse el Imperio Inca, se restringió el consumo de este producto bajo pena de ley debido a que se consideraba a la hoja de coca como un elemento místico y divino al que sólo podía acceder el Inca y la clase alta del Imperio a través de ceremonias religiosas o porque el Inca otorgaba pequeñas bolsas con hojas de coca a sus servidores favoritos como un obsequio.

Como la hoja de coca era considerada un elemento muy valioso de la época, empezó a formar parte del sistema económico Inca donde se realizaban trueques. Así, la hoja de coca era intercambiada por otros productos del mismo valor e importancia. Es necesario mencionar que los pobladores tenían que dar tributos al Inca, los cuales, en su mayoría, se veían representados en la fuerza de trabajo. Por lo que varios indígenas trabajan exclusivamente en el área relacionada al cultivo de hojas de coca que eran propiedad del Inca.

El cultivo de la hoja de coca necesitó de toda una administración donde primero se tuvo que preveer en que chacras se iba a plantar este producto, establecer un régimen de cargadores que tenían que transportar las cosechas de hojas de coca y, asimismo, formar un grupo de protección armada porque esta planta era muy codiciada por los pobladores y las cargas de este producto podían ser robados.

Por otro lado, en la decadencia del imperio Inca, el consumo de la hoja de coca se amplió en toda la población, ya que se vio intensificada por la crisis económica, política y social que se vivía, por lo que el masticado de la hoja de coca se convirtió en un hábito diario.
[1]



2. EL Comercio de la coca en la época colonial:


Desde mediados del siglo XVI, inmediatamente después de la conquista, el cocaísmo se difundió rápidamente por la gran crisis económica que disminuyó considerablemente la producción de alimentos, la que afectó principalmente a los asientos mineros ubicados en los territorios de las Audiencias de Lima y Charcas. Los mitayos con la coca no sólo aminoraban el hambre generado por el déficit alimentario, sino que llegaban hasta la pérdida del apetito, es por ello que la gran mayoría de ellos, acababan desnutridos y débiles.

En los grandes asientos mineros (Potosí, Huancavelica, Caylloma, Castrovirreyna, Pasco, Otoca, etc), donde los bajos salarios no permitían hacer frente al costo de vida, el hambre de los mitayos y demás trabajadores era crónico. Hay que tener en cuenta, además: 1° Que en los asientos mineros peruanos todo era importado; y 2° Que lo que ganaban los mitayos era invertido mayormente en el pago de sus cargas tributarias. En tales circunstancias, la coca, para aquella masa mal alimentada, era un calmante de gran importancia. Solamente así podían soportar las implacables privaciones a que los supeditaba el régimen colonial. Aquí está la explicación del por qué la venta y consumo de coca era totalmente libre en los asientos mineros, lo que, a su vez, denota que entre el cocaísmo y la magnitud del déficit nutritivo existía una clara relación.[2]

El comercio de la coca en la época colonial se convirtió en un negocio inmensamente lucrativo para los hacendados españoles y criollos; además de que les permitió tener un control absoluto sobre los indígenas de esa época, pero se dice que fue un problema por el consumo indiscriminado que tuvo y por las serias consecuencias que causó a los mineros, los cuales se enfermaban fácilmente.



3. La industrialización de la coca:

Gracias a los estudios realizados por el Dr. Ciro Hurtado Flores, quien sistematizó las crónicas escritas por españoles y mestizos, se tienen las siguientes citas como la de Martin de Morúa, cronista español quien señaló lo siguiente:

“(…) esta coca lo tienen para sus contentos y regalos y la mascan y la comen (…)” (APEHCOCA 2005)

Con esta cita, el autor se refiere a que, en épocas del incanato, los pobladores solían dar como ofrenda o regalo la hoja de coca, la cual era usada como energizante gracias al masticado. Asimismo, Juan Betanzos, cronista español quien relata que:

“(…) Inca Yupanqui mandaba hacer bebida con agua y “coca molida y desmenuzada” (…)” (APEHCOCA 2005)

Juan Betanzos explica que la coca no solo era usada para masticar, sino que también servía como insumo para preparar bebidas. De esta forma, se puede observar que el consumo de coca existe desde hace varios siglos.

Este producto ha sido utilizado por años para distintos fines, desde el uso medicinal hasta el narcotráfico y venta de drogas. Por este último hecho, se crearon campañas para la erradicación del cultivo de la coca lideradas por los Estados Unidos. De tal forma, fueron pocas las empresas que sobrevivieron ante este hecho. Tal es el caso de “The Coca Cola Company”. En Perú, se creó ENACO (Empresa Nacional de la Coca) en el año de 1949. Esta entidad ha investigado y desarrollado más de doce proyectos de industrialización de la coca. Algunos de estos son los siguientes: La hoja tierna; la hoja seca-molida; la hoja seca; extracto; destilación; tallo; entre otros.
[3]

En el campo medicinal, la harina de coca sirve como tratamiento de la adicción a cocaína y pasta de coca. Alivia los dolores musculares y de las articulaciones. Aumenta la resistencia física. Enfrenta la malnutrición y la anemia. Limpia las vías urinarias y mejora la digestión general. Regula la presión sanguínea y la glucosa. Además, es un alimento completo, asimilable y que presenta propiedades medicinales específicas. La fibra de la coca ha sido estudiada como una importante fuente de fibra dietética insoluble y por poseer compuestos bioactivos que ayudan a incrementar nuestro sistema inmunológico.
[4]




4. La coca en el narcotráfico:

Los incas nunca se habrían imaginado las repercusiones que la hoja de coca podría traer al mundo. Según el grupo Macronconsult, empresa de consultoría del Perú:

“En el Perú contemporáneo, 8787 toneladas métricas de hoja de coca cubren con holgura la demanda para consumo religioso y tradicional; asimismo, 213 toneladas métricas, el uso industrial (que incluye su empleo farmacológico, refrescos e infusiones).No obstante, la producción total de la hoja de coca es de 109936 toneladas métricas. ¿A qué se debe esto? A que la hoja de coca es la materia prima de la cocaína (…)” (Benavides 2008:26)

Asimismo, pasaron muchos años para que se descubriera su nuevo uso como droga hasta en 1901 en que William Golden Mortimer, médico norteamericano escribió en su obra “History of coca” todos los conocimientos acerca de la hoja de coca. En ese momento fue donde se comento por primera vez acerca de la cocaína.

Este nuevo uso de la hoja de coca como narcótico destacó un gran negocio entre los llamados “narcotraficantes”. Este negocio fue aprovechado por estas personas a causa de una débil presencia del estado que no representa un riesgo para el desarrollo de sus actividades, las limitaciones de nuestras políticas antidrogas, el acceso fácil a la compra de hoja de coca abastecida por los campesinos, así como también a los 7 insumos principales para su producción.

Por otro lado, el uso ilegal de la hoja de coca genera diversas consecuencias en nuestro país, tales como el fuerte impacto ambiental causado por el narcotráfico en la deforestación por los cultivos ilegales de esta. Asimismo, el uso imperceptible de agroquímicos contamina los suelos y ríos. Otra implicancia son las consecuencias sociales que llevan consigo como la degradación de la juventud, corrupción social, acciones de violencia, daños a nivel sociopolítico (mala impresión de nuestro país afectando al turismo).
[5]

Además, afecta sin duda al clima de negocios y de inversiones a nivel nacional, ya que los tratados de libre comercio, la reducción de la pobreza y el incremento de la inversión extranjera dependen todos de que el gobierno pueda proveer seguridad en el país y para eso, hacerle frente al narcotráfico no es una opción si no una necesidad urgente.


5. La erradicación de la hoja de Coca:

La erradicación de la hoja de coca es un tema muy politizado ya que, en un principio, cuando el gobierno decidió erradicar la hoja de coca atentó contra todos los cultivos de coca, mostrándose indiferente ante las bondades, usos culturales y nutricionales de la hoja de coca.

“La politización del conflicto se da por la reivindicación del cultivo de la hoja de coca como parte del patrimonio cultural de estos pueblos de Sudamérica, algo que es reconocido incluso por una sentencia del Tribunal Constitucional del Perú, con todo lo provechoso que sería -para consumidores y productores- si se potencia su consumo a nivel mundial en productos beneficiosos para la salud y la nutrición.” (Oré 2007)

Así, la hoja de coca representa una oportunidad de desarrollo para los pueblos que optan por sembrar este producto y usarlo como componente esencial para elaborar productos para la salud y nutrición. Esto sería legal y no habría ningún problema. Sin embargo, existen cultivos ilegales que son usados para la elaboración de coca y es este tipo de cultivos los que el gobierno debe combatir, para en vez de erradicar todos los cultivos de coca, erradicar el narcotráfico. Otro punto a favor es uno de los principios del Consorcio Internacional sobre Políticas de Drogas (IDPC):


“(…)3. Las iniciativas para reducir la oferta de drogas no se deberán centrar en la penalización de los cultivadores (…)” (Cabieses y otros 2007: 122)


Es por este motivo que el gobierno creó y ahora promueve constantemente proyectos de política antidrogas como el Proyecto Especial de Control y Reducción de los cultivos de Coca en el Alto Huallaga (CORAH) que se basa, especialmente, en la eliminación de cultivos ilegales. Queda sentado que mientras el gobierno siga un plan antinarcóticos coherente y que no atente contra los beneficios legales y correctos que esta planta puede ofrecer a los productores, no se atenta contra los derechos de los productores legales y sobre todo, no se atenta contra el patrimonio cultural.[6]

[1] Cfr. Rospigliosi 2004: 103-107.
[2] Cfr. Mejía 1981: 260-261.
[3] Cfr. APEHCOCA 2005.
[4] Cfr. Llosa 2006: 7-8.
[5] Cfr. Rojas 1996: 140.
[6] Cfr. Cabieses 2007 : 122.

La hoja de Coca en el Imperio Incaico:


La coca es una planta oriunda del Perú que se presenta en zonas húmedas y de clima subcálido y cálido a una altura de 1500 y 1900 m.s.n.m.[1] Esta planta comenzó a ser usada desde hace mucho tiempo, aproximadamente 500 años d.C.[2] en las culturas Pre Incas e Inca. Es importante resaltar que el consumo de la hoja de coca en las culturas Pre Inca fue una acción muy propagada y realizada por toda la población en general y fue usado como un calmante de diversos dolores y estimulante para el trabajo muscular.[3] Sin embargo, cuando el Imperio Inca fue expandiéndose hacia el norte, el consumo de este producto fue restringido, ya que el Estado Inca controlaba los productos de mayor valor en el Imperio. Asimismo, el Estado Inca prohibió el consumo y uso de esta planta al pueblo bajo pena de ley.[4] Debido a este acontecimiento, el Estado se apoderó de un gran porcentaje de las cosechas y chacras de coca de los pobladores.[5] Entonces, los personajes que consumían la hoja de coca eran el Inca, sus parientes y algunos curacas.[6] A pesar de eso, la coca era almacenada en las colcas para luego ser utilizada en tiempos de guerra; caso contrario, se la redistribuía en partes iguales a la población en caso de escasez de alimentos.[7]

En esta época, las personas encargadas de labrar las chacras de coca pertenecientes al Inca eran los criminales debido a que había un gran porcentaje de humedad y calor en esas zonas, por lo que hacían recoger las hojas de esta planta a los criminales como forma de castigo.[8]

Por otro lado, se ha señalado que el Inca obsequiaba esta hoja a determinadas personas como una forma de de estima y favor imperial.[9] Un gran ejemplo de ello se encuentra en una crónica española de 1570 donde se señala que el inca Huayna Capac tenía la costumbre de otorgar pequeñas bolsas con hojas de coca a sus servidores predilectos.[10] Otro ejemplo se evidencia en la revista Bolivariana de Cultura:

“Garcilaso de la Vega, al relatar la leyenda de los hijos del Sol que fundaron el Imperio, señaló que éstos habían ofrendado hojas de coca y enseñado al pueblo que éstas podían ser utilizadas para matar el hambre, eliminar el cansancio y permitir que el desdichado olvide sus desgracias.” (Encuentro, 1995).

Asimismo, en el área política, el Inca regalaba coca a los representantes de los pueblos que habían sido sometidos por ellos.[11] Esto resultaba ser una muestra de liderazgo por parte del que obsequiaba. Además, la coca constituye un “(…) medio de cohesión social en el mundo andino.” (Revista Ser Indígena, 2005) Lo cual, quiere decir que es importante para relacionarse socialmente.[12]
La hoja de coca era considerada como una “planta mística” a la que el Inca solo podía tener acceso y era de uso religioso[13], lo cual se evidencia en los sacrificios que realizaban con el fin de que sus ancestros los protejan y las apachetas les concedan vencer las dificultades de sus jornadas.[14] Además, los incas pronosticaban los augurios observando cómo después de haber mascado y escupida la coca en la mano con los dedos abiertos fluía.[15]
Por otra parte, en el Imperio Inca, los pobladores tenían que entregar tributos al Inca a través de la fuerza de trabajo y, ahí, también, se observa la presencia de esta planta divina, ya que, habían ciertos indios que tributaban sembrando y cosechando las chacras de coca del Inca y de los curacas.[16]

En el área económico, el comercio inca no se daba por una moneda, ya que ésta no existió en esta civilización, por el contrario, se realizaba el trueque o intercambio de productos. Así, el pueblo Inca realizaba trueques con otros pueblos donde intercambiaban hojas de coca por charquis de venado, papas secas, ají y algodón.[17]

A pesar de que el uso de la hoja de coca estaba restringido, el Estado Inca fueron administrados a los chasquis, jóvenes corredores que formaban parte del sistema postal, quienes fueron sus máximos consumidores no reales debido a que esta planta evitaba la fatiga y, así, ser mas veloces.[18]
Durante la decadencia del Estado Inca, el consumo de la hoja de coca se divulgó en todo el pueblo, dejando de ser un vicio para convertirse en un hábito diario de los pobladores , los cuales poseían sus pequeños cocales.[20]

En conclusión, en el Imperio Inca existió un monopolio de la coca por parte del Estado debido a que la hoja de coca representaba un gran valor para esta cultura. Además, es un elemento clave en el sistema administrativo Inca, ya que se evidencia en los tributos en fuerza de trabajo por parte del pueblo.


[1] Cfr. Tauro 2001: 692.
[2] Cfr. Magazine Mind-surf s/f.
[3] Cfr. Rospigliosi 2004: 102.
[4] Cfr. Rospigliosi 2004: 104 y 107.
[5] Cfr. Rospigliosi 2004: 106.
[6] Cfr. Perú Natural s/f.
[7] Cfr. Ser Indígena 2005.
[8] Cfr. Tauro 2001: 694.
[9] Cfr. Rospigliosi 2004: 103.
[10] Cfr. Rospigliosi 2004: 104.
[11] Cfr. Museo de la Coca s/f.
[12] Cfr. Ser Indígena 2005.
[13] Cfr. Rospigliosi 2004: 104.
[14] Cfr. Tauro 2001: 694.
[15] Cfr. Ser Indígena 2005.
[16] Cfr. Valcarcel 1964: 61.
[17] Cfr. Mayer 2004: 88.
[18] Cfr. Viguera 2010: 20.
[19] Cfr. Rospigliosi 2004: 105.
[20] Cfr.Viguera 2010: 20.





Narcotráfico

Inicio del narcotráfico en el Perú:

El inicio del Narcotráfico en el Perú se da a inicios de los ochenta cuando se prohíbe el comercio de la hoja de coca elaborada con insumos químicos, dando lugar a la cocaína o a la pasta básica de la misma1 , se estudio sobre los daños que esta causaría hasta antes de prohibir su comercio como lo indico el Presidente de la Comisión de Narcóticos.

“Creemos que el uso cotidiano, inveterado, de las hojas de coca (…) para extraer el alcaloide básico, no sólo es absolutamente nocivo y, por lo tanto, perjudicial, sino que es causa de la degeneración racial de muchos núcleos de pobladores y de la decadencia que visiblemente demuestran numerosos habitantes indígenas y aun mestizos, de ciertas zonas de Perú y Bolivia” (El Comercio, 12- IX -1949)

Razones históricas, culturales y económicas han hecho de la Región Andina la zona de mayor impacto del cultivo y transformación de la coca. Perú, Colombia y Bolivia son los mayores productores de hoja de coca y cocaína en el mundo con los daños colaterales que esto ocasiona ya que los fondos que maneja el narcotráfico son utilizados para corromper, intimidar, manipular todo un sistema político así como para poner en jaque a las actividades económicas lícitas poniendo en peligro la economía de estos países.

El Perú y Bolivia son los países más ligados al cultivo y consumo tradicional de hoja de coca en la región. El simbolismo cultural y religioso de la hoja de coca, la pobreza, la falta de atención del estado a ciertas regiones del país y lo propicio de los terrenos ubicados en la margen oriental de los Andes han hecho que en el Perú se desarrolle un cultivo de hoja de coca que asciende a 48,200 hectáreas según ONUDD y el Observatorio de las Drogas de Devida y una producción de Cocaína de 180 toneladas de cocaína por año en el 2005. El Mercado de la droga en el Perú compromete a 70,000 familias campesinas, a 10,000 personas comprometidas con la transformación, transporte, tráfico y comercialización de droga, a 1’184,000 de personas habiendo consumido y a 201,332 personas dependientes del consumo de cocaína.2

El lugar donde surgió el crecimiento del narcotráfico fue en la Selva Alta del Perú en las zonas de Chuquito y Iquitos extendiéndose por las zonas de Tambopata del Departamento de Puno y las zonas de Tingo María y Uchiza en la cuenca alta del Río Huallaga en los Departamentos de Huánuco y San Martín.

El mercado ilegal de la hoja de coca en el Perú y el manejo de los insumos químicos:

El principal hecho respecto al mercado ilegal de la hoja de coca en el Perú es que el 90 por ciento de la hoja de coca va a las pozas de maceración y solo 10 por ciento al consumo tradicional y otros usos legales. Estas cifras son reales y muestran una realidad lamentable para el gobierno y la población peruana: se ha pasado de ser productor de PBC (Pasta básica de cocaína) a ser productor y exportador de cocaína 3.

Asimismo, en 13 zonas del país se cultiva la hoja de coca ilegal:

“A las zonas conocidas del VRAE y el Alto Huallaga, se suman territorios de Ucayali, Cusco, Puno, Pasco, Áncash, Amazonas, Cajamarca, Loreto y La Libertad, que han empezado a incrementar su producción. Solo en tres regiones se realizan tareas de erradicación (Huánuco, San Martín y Ucayali). Desde 1999 hasta el 2007, explica el informe, el área de cultivo se ha incrementado en 15.000 nuevas hectáreas. Y la tendencia es a seguir creciendo.” (Diario El comercio 2010)

Por otra parte, para la elaboración de la cocaína se emplean insumos químicos tales como acetona, ácido clorhídrico, ácido sulfúrico, amoniaco, carbonato de sodio, hipoclorito de sodio, kerosene, oxido de calcio, permanganato de potasio, sulfato de sodio, entre otros. El gobierno mediante la ley N° 28305, Ley de Control de Insumos Químicos y Productos Fiscalizados artículo N° 4 evita la comercialización de los insumos anteriormente mencionas. Asimismo, la policía antidrogas mediante trabajos de inteligencia trabaja para la clausura de laboratorios clandestinos en la selva peruana, así en lo que va del año han decomisado 210 toneladas de insumos químicos para la elaboración de estupefacientes y destruyeron 261 laboratorios de producción de coca y se incautaron cinco toneladas y media de droga, entre pasta básica y clorhidrato de cocaína. (Inforegión: Agencia de prensa ambiental 2010)

En tal sentido, el mercado ilegal de la hoja de coca trae consigo diversas consecuencias negativas tales como la delincuencia en aumento ya que el 80% de delitos tienen que ver con drogas; la violencia creciente por que los narcotraficantes y terroristas son ejemplo de ello y sin mirar muy lejos, podríamos analizar el caso de Colombia; la corrupción de autoridades debido al enorme poder corruptor del narcotráfico; y, la corrupción en las Fuerzas Armadas, que lamentablemente se ha demostrado su vinculación con el narcotráfico 4.

Finalmente, la lucha contra el tráfico ilícito de drogas y la drogadicción debe desarrollarse mediante la participación activa de los sectores públicos comprometidos, así como de organismos privados interesados en reducir este delito, solo así mediante la conjunción de esfuerzos, se podrá erradicar este fenómeno delincuencial contemporáneo 5.


El narcotráfico en la actualidad:

Los incas nunca se habrían imaginado las repercusiones que la hoja de coca podría traer al mundo. Según el grupo Macronconsult, empresa de consultoría del Perú:

“En el Perú contemporáneo, 8787 toneladas métricas de hoja de coca cubren con holgura la demanda para consumo religioso y tradicional; asimismo, 213 toneladas métricas, el uso industrial (que incluye su empleo farmacológico, refrescos e infusiones).No obstante, la producción total de la hoja de coca es de 109936 toneladas métricas. ¿A qué se debe esto? A que la hoja de coca es la materia prima de la cocaína (…)” (Benavides 2008:26)

El tema del tráfico ilícito de la hoja de coca ha pasado a ser un tema de primer plano, ya que el Perú es uno de los países que produce una gran cantidad de hoja de coca, destinada en su mayoría al narcotráfico. Este problema no se solucionará de la noche a la mañana sino poco a poco tomando las medidas necesarias para poder combatir su mal uso y generar inversiones que favorezcan a la hoja de coca y la presenten como una planta ancestral que tiene poderes curativos o como fines alimenticios. Asimismo, la mejor manera de eliminar el narcotráfico no sería erradicando la hoja de coca o de lo contrario legalizando su uso que sería mucho peor porque terminaría eliminando cultivos y destruyendo nuestra selva y nuestra ecología.6

Lo que el gobierno debe plantear es buscar la forma de eliminar o reducir los insumos químicos que acompañan a la hoja de coca para la elaboración de la pasta básica de cocaína, estableciendo la venta de estos insumos con permisos previos y seguimiento de estos para su destinación, ya que estos 7 insumos principales en la actualidad pueden ser adquiridos por cualquier persona y con mucha facilidad. Con esta medida se reduciría este mal uso, ya que los productores de pasta básica no comprarían hojas de coca porque no estarían abastecidos de estos insumos. Asimismo, se deberá buscar la forma de que lo productores cocaleros no se sumerjan a este negocio ilícito ofreciéndoles planes de inversión y brindándoles asesoría adecuada y ayuda para que su producción sea destinada a medicamentos, alimentos, bebidas, etc. que pueden beneficiar al Perú siguiendo planes de exportación eficientes.
7

[1]Cfr. Cotler 1999: 93
[2]Cfr. ONUDD 2006
[3]Cfr. Rospigliosi 2005: 81
[4] Cfr. Rospigliosi 2005: 82
[5] Cfr. Comisión Andina de Juristas 1990: 57
[6]Cfr. Cabieses y otros 2005: 40-54.
[7]Cfr. Seminario 2007.








El Comercio de la Coca en la Epoca Colonial


La coca jugó un rol muy importante en la época colonial del Perú. Facilitó la conquista, ayudó a que surja una transculturación religiosa y permitió que la esclavitud incrementara para garantizar la explotación de los recursos.[1] Desde los inicios de la etapa colonizadora, los civiles que llegaron acompañando a los soldados (quienes se dedicaron más que nada a saquear) se dieron cuenta de que las principales riquezas de las nuevas tierras eran los vegetales y los textiles en vez de los comunes metales. [2] Sin embargo, esta planta enfrentó una serie de dificultades en cuanto a su uso. Mientras que un grupo pretendió eliminarla, otro trató de incentivar su comercio. [3]
Poco después de comenzada la conquista, los primeros comentarios acerca del consumo de la coca no eran tan denigrantes. Se la trató más que nada como feas costumbres o vicios. Incluso, Juan Martínez, en 1560, argumentó que esta había sido creada por Dios para saciar las necesidades de los indígenas; por lo tanto, nada creado divinamente podía ser malo. De esta forma, el consumo de esta paso de ser exclusiva de los indígenas a parte del uso diario de los españoles. [4]
Por otro lado, la concepción de la coca tomó otro rumbo. El concilio eclesiástico de Lima en 1551 concluyó que esta debía ser eliminada por completo al estar vinculada con el Diablo y no ser parte de una creación de Dios. Todo esto se difundió más aún con la campaña de extirpación de idolatrías. [5] Sin embargo, esto duró poco porque los principales beneficiados con el comercio y consumo de la coca fueron los españoles.
Con el surgimiento de la nueva mina de plata de Potosí, se movilizó gran cantidad de indígenas a la zona para la mita minera. No tardó en comprobarse de que estos tenían una mayor eficacia consumiendo coca. Un indígena, a pesar de estar en condiciones infrahumanas, podía trabajar en la mina por 48 horas masticando coca. La iglesia, por su parte, comenzó a adquirir haciendas cocaleras y a cobrar diezmos de hoja de coca. [6] La mina de Potosí pasó a ser una gran fuente consumidora de coca. Ya para 1571, Polo de Ondegardo sostuvo que había 50 veces más plantaciones de coca que en el incanato. [7] Esto se explica a causa de la gran explotación hacia los indígenas. Los españoles obtuvieron un producto que les costó barato y muy rico en nutrientes, los cuales ayudaron a que los indígenas sean más eficientes. Uno de los puestos de trabajos mayor beneficiados con esto fue el de los encomenderos. [8] Muchos colonos se dedicaron al comercio de la coca a la vez que otros compraban grandes áreas para dedicarse a las plantaciones. En el siglo XVI, aproximadamente 2000 españoles tenían negocios en coca. En cuestión de tiempo, el comercio de la coca pasó a ser una gran fuente de ingreso de la corona. En paralelo, la ciudad de Pocona se convirtió en un gran centro productor de coca y se volvió una de las más ricas encomiendas.[9] La iglesia se vio favorecida con el cobro de diezmos. Asimismo, en esa época, se comenzó a importar esclavos desde argentina a carencia de indígenas en la zona. Los médicos, por su parte, implementaron la coca como insumo de sus remedios.[10] Muchos indígenas se convirtieron comerciantes de coca, la cual la transportaban en sus lomos por las yungas desde La Paz hasta Potosí. Por último, la coca fue usada como un objeto de intercambio, generalmente a cambio de ganado u otros productos altamente valorizados. [11]


[1] Cfr. Herbogéminis 2009.
[2] Cfr. El mundo andino: Población, medio ambiente y economía 2002: 360.
[3] Cfr. Museo de la Coca s/f.
[4] Cfr. Narcotráfico: Europa, EEUU, América Latina 2007: xiv.
[5] Cfr. Narcotráfico: Europa, EEUU, América Latina 2007: xiv – xv.
[6] Cfr. La hoja de coca en Bolivia. Fragmento de entrevista a Sdenka Silva en el documental Koka Zero s/f: 1.
[7] Cfr. Revista Ser Indígena 2005.
[8] Cfr. Consumo tradicional de la hoja de coca en el Perú 2004: 16.
[9] Cfr. La revalorización y dignificación de la hoja de coca s/f.
[10] Cfr. Narcotráfico y política: militarismo y mafia en Bolivia 1982: 19.
[11] Cfr. La coca en la historia de Bolivia 1995.








Industrializacion de la Hoja de Coca



La coca ocupa un sitial muy importante para las sociedades andinas y amazónicas. Masticar su hoja proporciona al organismo proteínas, grasas, carbohidratos, vitaminas y minerales. Por ello, la solución al grave problema actual generado por el consumo de cocaína –uno de los 14 alcaloides de la planta de coca– no puede pasar por la erradicación de sus usos tradicionales [1]. La erradicación multiplica permanentemente los cultivos ilegales de coca, criminaliza a los campesinos, genera más pobreza y violencia, y causa graves daños ecológicos en el medio ambiente andino-amazónico [2].

De acuerdo a los bioquímicos singulares o en combinación que ofrece la hoja de coca, esta actúa como estimulante y mejora el nivel de energía. Asimismo, es una eficaz anestésico local y analgésico para los dolores menstruales y estomacales. También reduce la sensación de hambre para aquellos que deseen hacer dieta. [3]

Parece ser que los consumidores de la hoja de coca y derivados, tales como mate o infusiones, viven en la serranía del Perú. Sin embargo, esto no es así ya que, solo la costa representa el 34%. Asimismo, un 13.4% lo consume para uso medicinal y un 23% para mates o infusiones explotar según la encuesta DEVIDA-INEI. Esto representa una oportunidad de explotar legalmente la hoja de coca, y es así como se debe aprovechar [4].

Asimismo, la creencia de que la hoja de coca no sirve para nada se ha ido disminuyendo poco a poco [5].

La experiencia del siglo XIX demuestra que la hoja de coca puede ser ampliamente usada como ingrediente de bebidas alcohólicas (Vin Mariani, Francia), como no alcohólicas (Coca Cola, EE.UU.), así como en farmacéutica (Parke, Davis and Co., EE.UU; Merck, Alemania). Según resolución de INDECOPI -CLC, No 016 del 27 de julio de 1994, la industrialización de la hoja puede ser asumida por la iniciativa privada, previa licencia del ministerio de Agricultura. Es así como después de un virtual monopolio estatal, recogido por ENACO S.A., las formas Zurit y Horniman han iniciado la preparación de bolsitas filtrantes para el mercado nacional [6].

Un producto derivado de la hoja de coca que tiene gran valor nutricional es la harina de coca. Esta sirve para erradicar hambres específicas tales como el hambre proteínica energética (deficiencia de proteínas), el hambre de minerales (déficit de calcio, hierro y yodo) y el hambre de vitaminas (vitaminas A, C y D). La harina de coca es el alimento más nutritivo y medicinal de la Tierra, pues contiene todos los nutrientes que necesitan las células y esta puede complementarse con otros tipos de harina como la del plátano, kiwicha, quinua, etc. [7]. Asimismo, existe un sinnúmero de productos derivados de la hoja de coca tales como chocolates, licor, cápsulas, cremas, pasta dental, jabón, champú, fideos, galletas y todo lo que se derive de la harina de coca. Pero, en el caso específico de las bebidas Vortex y K-drink, por ejemplo, a pesar que estas habían sido aprobadas inicialmente por la Digesa, al cabo de un año de su comercialización se suspendió su comercialización [8].

Por último, cabe señalar la falta de promoción para el crecimiento de la industria de la hoja de coca tal y como lo comprueba el 0.026% de las 110 mil toneladas métricas que se cultivan en el país [9] así como la falta de apoyo del gobierno peruano. Desde el año 2000, el Estado peruano ha optado por ignorar la ciencia y la evidencia científica, en la determinación del status científico y jurídico de la Hoja de Coca. Hasta ahora, se ha negado a aceptar o promover otras posibilidades del arbusto (nutrición, alimento, medicina y posibilidades industriales); al mantener el monopolio del Estado en manos de la Empresa Nacional de la Coca (ENACO), se niega a definir el marco legal para el desarrollo del mercado de la Hoja de Coca (transferencia de ENACO a los Gobiernos Regionales) [10].


[1] Cabieses y otros 2005:120

[2] Comisión Andina de Juristas 1990:226

[3] Mayer 2004:220

[4] Rospigliosi 2004:52

[5] Rojas 1996:136

[6] Cáceres 2007

[7] Hurtado 2006

[8] Loayza 2010

[9] Inforegion 2009

[10] FIHC 2008:4








Erradicacion de la Hoja de Coca

Inicios:

La medida de erradicación de la hoja de coca se originó en el año 1961 con la Convención Única de Naciones Unidas sobre Estupefacientes[1], donde se penalizó a la hoja de coca con la finalidad de eliminarla en 25 años. Así, la hoja de Coca empezó a figurar como estupefaciente en la Lista I de la Convención Única de Nueva York de 1961.[2] A partir de lo estipulado en esta convención, surge la intervención Norteamericana y su política antidroga basada en la disminución de la oferta de cocaína. Esta política antidroga otorga una “Certificación” que consiste en la aprobación del cumplimiento de ciertas medidas, después que el gobierno norteamericano ha realizado una inspección anual a los países que reciben su ayuda económica, en los cuales se encuentra el Perú. Las tres condiciones para la “Certificación” son:
a) Erradicar anualmente 5400 hectáreas de plantación de hoja de coca.
b) Desarrollar un plan de erradicación de cultivos a mediano y largo plazo

c) Firmar un nuevo tratado de extradición.

Por el contrario, así como existe una “Certificación”, también, hay una “Descertificación” que se basa en la suspensión de ayuda económica hacia los países que no cumplen las condiciones establecidas y el impedimento de esta para obtener créditos del FMI y el Banco Mundial.[3]

Así, la erradicación de la hoja de Coca es una condición requerida para las inversiones y tratados comerciales con el Perú.

En la década de los años 60s, se empezó la construcción de carreteras y la “colonización” de la selva alta del Perú, el crimen organizado internacional incentivo el cultivo de la coca en estos territorios de la selva a través del financiamiento de la siembra y posterior compra de la hoja. Estos individuos se aprovecharon de la pobreza de la gran mayoría de familias y del desarrollo de violencia política durante los años 80. Así, la coca se convirtió en la fuente principal de ingresos para los campesinos que habitan la selva.[4]

En 1988, la Convención de Viena de 1961 fue cambiada por la Convención Única de Naciones Unidas contra el Trafico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, firmada en Viena, donde se establece el respeto de las costumbres tradicionales en aquellos lugares donde exista suficiente evidencia histórica.
El 7 de julio de 1994, Perú y Bolivia suscribieron la “Declaración de Ilo” con la finalidad de revalorizar la hoja de coca, cuyo principal objetivo era el retiro de este recurso natural de la Lista I de la Convención Única de 1961. [5]
En setiembre de ese mismo año, el Estado Peruano llevó a cabo una estrategia con el objetivo de enfrentar el problema de producción, tráfico y consumo ilícito de drogas en el ámbito nacional e internacional a través de la promulgación del Plan Nacional de Prevención y Control de Drogas 1994-2000 (PNPCD). Luego, en abril de 1996, se creó la Comisión de Lucha contra el Consumo de Drogas (CONTRADROGAS) bajo el decreto legislativo 824. Un año después, esta comisión publicó el Plan Nacional de Desarrollo Alternativo, Prevención y Rehabilitación 1997-2002 donde se establece que:
a) El fenómeno de la producción, o producción ilícita de drogas (PID), debe ser enfrentado como un problema socioeconómico, por lo que se debe incentivar un Programan Nacional de Desarrollo Alternativo (PNDA) integral y participativo y reconocer a los productores de coca como interlocutores válidos y favorecidos del apoyo estatal y la cooperación internacional.
b) El delito de narcotráfico o tráfico ilícito de drogas (TID) es seguido por el Estado, rechazado por la sociedad y enfrentado con acciones penal-represivas a través un trabajo de inteligencia y seguimiento, respetando los derechos humanos.
c) El problema del consumo o abuso ilícito de drogas (AID) es considerado que al desarrollo alternativo se le debe dar “la más alta prioridad durante el periodo 1994-2000.[6]
Las consecuencias nocivas del narcotráfico sobre la vida política, económica y social del Perú han sido ampliamente estudiadas, mientras que los efectos de las políticas de erradicación de la hoja de coca en el país todavía no han recibido la atención de los investigadores.

Los medios que han sido utilizados por las autoridades de nuestro país con el fin de erradicar los cultivos ilícitos en los últimos años han tenido dos columnas vertebrales según Walter Suarez, representante del Instituto Geográfico Nacional:

“(…) la primera lo constituye la sustitución de cultivos alternativos formulados por Contradrogas ( hoy Devida ), en cumplimiento de su rol y en coordinación con instituciones del Sector Público y Privado y la Cooperación Internacional, que elaboraron el Plan Nacional de Desarrollo Alternativo, Prevención y Rehabilitación 1998-2002, que convoco la participación de todos los Sectores del País y de la Cooperación Internacional en la lucha contra la producción y el consumo de drogas y la rehabilitación de los fármacodependientes y la segunda basada en la erradicación química de manejo compulsivo con una política de Interdicción policial, fundamentada en la erradicación de franjas cultivables”( Suarez : 2005)

La política ineficaz de erradicación forzosa en el Perú, ha traído como resultado la congregación de los productores agropecuarios de las cuencas cocaleras y, consecutivamente, la disposición en el 2000 de una Mesa de Diálogo con el Gobierno para negociar.[7] Por varios motivos, esencialmente por presiones de Estados Unidos, el Gobierno peruano es incapaz de encaminar adecuadamente las propuestas que vienen de abajo y adentro, de parte de un sector social importante aunque poco
numeroso, hacia políticas alternativas.[8]
Como resultado de los desincentivos formados para la producción de hoja de coca entre 1996 y 1998, la principal causa de la disminución del área cultivada fue el abandono voluntario y, en menor medida, la erradicación. Sin embargo, en los años posteriores, la aparición de nuevos cultivos actuó en sentido contrario a los esfuerzos de erradicación.[9]

Por otro lado se debe cuestionar, tales preguntas como, ¿hasta qué punto dicha medida ha sido la más acertada? ¿Es en realidad la cocaína el único futuro que le espera a esta planta que por cientos de años desempeñó un rol muy importante en la historia, religión y medicina de los pueblos sudamericanos? Si bien muchos argumentos podrían manifestarse para alegar denegadamente tales interrogaciones, no puede negarse que un porcentaje substancial de los cultivos de coca va a frenar a los productores y traficantes de clorhidrato y pasta básica de cocaína[10]

Tanto los campesinos como los coqueros tienen recursos para defenderse de las fumigaciones. Ambos abren otras parcelas en el bosque para sembrar de nuevo la coca y dejan en pastos las áreas fumigadas. Los campesinos lo hacen porque tienen que pagar las deudas con los comerciantes, y los empresarios para cumplir sus compromisos de producción. Los grandes intermediarios que compran la producción para las empresas narcotraficantes distribuyen sumas de dinero entre compradores locales[11]


[1] Cfr. El Comercio 2008.
[2] Cfr. Cabieses 1995: 64.
[3] Cfr. La lucha de las campesinas cocaleras 2010.
[4] Cfr. Ordinola y Rudolph 2010: 1.
[5] Cfr. El Comercio 2008.
[6] Cfr. Cabieses 1998:207.
[7] Cfr. Rospigliosi 2004: 139-145
[8] Cfr. Suarez 2005 : 86,87
[9] Cfr. Mayer 2005
[10] Cfr. PALESTRA :2004
[11] Cfr. Posada 1995 :90,91





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